Síndrome mielodisplásico: Diagnóstico
Diagnóstico
Para el diagnóstico del síndrome mielodisplásico se empieza con la sospecha por los síntomas que pueden sugerir la enfermedad tras lo cual se analizará la sangre y la médula ósea para confirmar el diagnóstico de presunción. Para esto se pueden realizar una serie de pruebas:
- Recuento de células sanguíneas (frotis): mide las diferentes células sanguíneas. En el síndrome mielodisplásico normalmente hay escasez de glóbulos blancos y de plaquetas y también se aprecian blastos y anomalías en el tamaño y la forma de las células sanguíneas.
- Pruebas de médula ósea: a través de la aspiración y la biopsia se toman muestras de la médula ósea y se analizan. Normalmente el lugar para la toma es la cadera. Este estudio sirve para el diagnóstico y para la clasificación. De la muestra tomada se observará Los el tamaño y la forma de las células y determinan si los glóbulos rojos contienen partículas de hierro, si existen blastos y pocas células maduras. Para el diagnóstico de síndrome mielodisplásico se debe tener menos de 20% de blastos en la médula ósea. Si este valor está por encima, la sospecha seria una leucemia.
- Estudios genéticos moleculares: en busca de intentar encontrar anomalías cromosómicas y genéticas.
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